Los norteamericanos vivieron un profundo trauma que quedo inmortalizado en los campos de batalla, las historias, los registros y las crónicas, se vio cuestionada la cohesión nacional y la autoidentificación como pueblo al encontrar en cada batalla un lado desconocido de la naturaleza humana capaz de producir tal nivel de atrocidades.
Los avances tecnológicos se pusieron la servicio de la guerra, el ferrocarril sustituyó en la logística a los viejos medios como los caballos y las carretas para transportar en grandes distancias equipo, personal y suministros, así como el telégrafo fue la línea de comunicación que por primera vez en la historia de la humanidad mantener un canal abierto que permitiera la transmisión de la situación en el campo de batalla en tiempo real, una ventaja que los comandantes lograron explotar al máximo.
La fotografía llevó el campo de
batalla a los hogares por los periódicos
y los combatientes al final de la contienda, podemos decir que la moral
americana cambió, de igual manera ellos
como un pueblo que no experimentaba el drama, el dolor, la dificultad la
miseria y la muerte a tal grado de dejar una profunda huella en EEUU incluso
hoy en día.
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